Una
de las preguntas que siempre me hacen, y tal vez una de la más difícil de
responder, es que debo hacer para convertirme en empresario. Es difícil, porque
convertirse en empresario no es algo que se pueda decidir de la noche a la mañana,
requiere de una preparación previa y, muchos cambios, incluido lo que podríamos
llamar un cambio de chip, así como saber
lo que comprende convertirse en
empresario.
Robert
Kiyosaki, en su libro “Antes de Renunciar a tu Empleo”, nos da una excelente
descripción de dicha experiencia, el dejar de ser un asalariado para pasar a
ser un empresario:
“…Uno de los momentos más aterradores
de mi vida fue el día en que dejé mi empleo y me convertí oficialmente en
empresario. Ese día supe que no habría más sueldo, ni seguro médico, ni plan de
retiro. No habría más días de incapacidad ni vacaciones pagadas…”.
Este
debe ser uno de los motivos por el cual muchas personas no dan el gran salto
para convertirse en empresarios, el miedo a no tener un ingreso seguro todos
los meses. De otro lado, ser empresario implica que debemos asumir otros
gastos: pagar una oficina, una secretaria, servicios de electricidad, telefonía
y, algo muy importante. Otro gasto importante, es el complicado arte de
conseguir clientes, dado que debemos invertir en marketing, y muchos, muchos
desayunos, almuerzos y cenas de trabajo que, por supuesto, corren por nuestra
cuenta. Sin clientes no hay ventas, sin ventas no hay ingresos, sin ingresos no
hay negocio.
Sin
embargo, el mayor beneficio de ser empresario es la libertad, la libertad para
manejar tus horarios, tomar decisiones sobre inversiones, proyectos, clientes;
pero también te permite dar un espacio importante para tu desarrollo como
persona y dedicarte a tu familia, en especial si eres un padre o
madre y quieres dedicarles tiempo a tus hijos.
Pero,
como ya mencioné, debes tener claro que no tienes la seguridad que todos los
meses tendrás un ingreso fijo. Como empresario tendrás momentos con grandes
ingresos y en otros no tendrás un solo dólar, euro, soles, yenes, ninguno. Como
dicen, tendrás años de vacas gordas y años de vacas flacas.
De
otro lado, debes tener presente que siendo empleado nunca llegaras a ser
millonario, quien lo será es tu empleador. No podrás tomar vacaciones cuando tú
lo decidas, primero debes ponerte de acuerdo con tu jefe y, finalmente, habrán
muchos momentos familiares que no podrás disfrutar (las primeras palabras de
tus hijos, sus competencias deportivas, recogerlos de su primer o ultimo día de
clases), porque estarás trabajando y debes cumplir un horario.
Si estás
pensando trazarte como objetivo ser un empresario, te propongo que respondas
con sinceridad, las siguientes preguntas:
¿Estoy
dispuesto a sacrificar mi (relativa) seguridad financiera que me da un empleo?
¿Quiero
ser mi propio jefe?
¿Tengo
una idea de negocio que permita sustentar mi vida y la de mi familia?
¿Te
apasiona tu idea de negocio?
¿No
tengo miedo al fracaso?
Si
todas las respuestas fueron afirmativas, es un excelente indicativo y puedes
incorporarlo en tu plan estratégico personal. No significa que mañana renuncies
a tu empleo, pero que puedes empezar a trazarte una línea de acción para
iniciar este importante cambio en tu vida.
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