Todos necesitamos metas poderosas a largo plazo para
ayudarnos a superar los obstáculos a corto plazo”. Esta idea poderosa de Jim
Rohn, me recuerda siempre la importancia de establecernos objetivos en la vida.
Los objetivos a largo plazo nos dan una dirección, nos
permiten establecer prioridades, reducen la incertidumbre, nos estimulan a continuar y nos ayudan a maximizar nuestros esfuerzos y nos permiten evaluar nuestros resultados.
Sin embargo, muchas veces las personas no saben cómo
deben estructurarse los objetivos a largo plazo. Al respecto, es importante
señalar que dichos objetivos deben reunir alguna de estas características:
· Claridad: un objetivo debe estar claramente definido.
No debemos tener ninguna de duda del lugar a donde queremos llegar.
· Flexibilidad: los objetivos deben ser lo suficientemente
flexibles para ser modificados cuando las circunstancias lo requieran. Los
objetivos siempre se establecen de acuerdo a determinadas condiciones.
Recuerda, los objetivos a largo plazo se fijan para dentro de 5 a 10 años, por
lo que, si las condiciones cambian, el objetivo debe ser fácilmente modificable.
· Medible o mesurable: los objetivos deben ser
medibles. Si esto no fuera posible, no podré controlar mi nivel de
cumplimiento.
· Realista: Esto no significa que el objetivo sea fácil de
cumplir, significa que debo tener las condiciones para cumplirlo. No puedo establecer
que seré piloto de avión si tengo miedo a volar.
· Constituir un desafío: sin embargo, el objetivo
debe constituir un desafío para nosotros. Si es muy sencillo, no me motivará a
cumplirlo. Debe ser algo que deseo hacer y estoy convencido que utilizaré todas
mis fuerzas y recursos para cumplirlo.
Tomate unos minutos al final del día y empieza a descifrar
tu futuro. En pocos días, tendrás una lista de cosas que te gustaría realizar, entonces
define a donde quisieras llegar en los siguientes 10 años. Empieza ahora.
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