En uno de los viajes que realizaba por razones laborales, hace algunos
años, conversaba con un colega sobre la importancia de conocernos, saber cuáles
son nuestras debilidades, nuestros puntos fuertes, en razón que dichas características
nos impiden alcanzar nuestros objetivos o nos catapultan para alcanzarlos.
De esta manera, le pregunté a mi compañero, si podía describirme y lo
que me dijo me impactó. Si bien tenía muchos puntos fuertes, tenía muchos negativos
que yo ignoraba.
¿Cómo no había podido darme cuenta?. Siempre me consideré una persona reflexiva y
crítica conmigo, pero la descripción de mi amigo fue tan apabullante (como si
Hulk me hubiera pasado por encima), unido al hecho de varios ejemplos que
confirmaban sus críticas, que debí aceptar que la propia visión de mi YO,
estaba sesgada.
No está demás contarles que no pude dormir esa noche, y varias noches
posteriores, porque tenía más puntos negativos de los que había creído y
algunos, que consideraba fuertes, solo lo eran en mi imaginación.
¿Por qué no me di cuenta?
Es normal y muy fácil para las personas juzgar las aptitudes y
comportamientos de aquellos que tienen a su alrededor. Sin embargo, es muy
difícil ser críticos con uno mismo. No me refiero a que sea imposible sino que
podemos obtener resultados sesgados, básicamente por dos motivos:
- Somos excesivamente rigurosos con nosotros mismos. Existen las personas que al realizar una autoevaluación no tienen ningún punto positivo. Esto es muy peligroso porque puede dañar nuestra propia autoestima.
- Somos poco rigurosos. Consideramos cualquier característica que tenemos como excesivamente positiva. Este extremo también es peligroso, porque nos hace creer que tenemos ventajas sobre otras personas que solo existen en nuestra imaginación.
Es normal que las personas cometan alguno de estos errores, por esta
razón, es deseable que, luego de nuestra evaluación personal, contrastemos los
resultados con otra persona, que nos conozca bien y en la cual confiemos.
En la preparación de un Plan Estratégico Personal, paso siguiente es lo que se conoce como Análisis Interno, que
es en realidad la respuesta a una pregunta:
¿Sabes quién eres realmente?
Lo que buscamos es lo que se conoce comúnmente como Fortalezas y
Debilidades.
Las fortalezas o puntos fuertes, son las capacidades y recursos que tengo y que me
dan una ventaja sobre los demás.
Las debilidades o puntos débiles, son los elementos, actitudes o características
que tengo, que constituyen barreras para lograr mis objetivos.
Para identificarlos, lo recomendable es tratar de responder las siguientes
preguntas y anotar las respuestas en un papel, haciendo una lista, pero lo más importante es: Se sincero contigo mismo.
Fortalezas
¿Qué capacidades tengo?
¿Qué actividad es la que más me apasiona?
¿Qué hago mejor que los demás?
¿Tengo la experiencia suficiente?
¿Qué creen los demás que hago bien?
¿Hablas algún idioma? (esto está considerado como
una oportunidad en caso de manejar otro idioma o como amenaza en caso
contrario)
¿Sabes trabajar en equipo?
¿Eres especialista en alguna materia o campo
importante?
¿Qué recursos tienes?
Debilidades
¿Qué aptitudes o capacidades debo mejorar o
aprender?
¿Qué aptitudes o capacidades debo atenuar o
sustituir?
¿Qué hago peor que los demás?
¿Qué creen los demás que hago mal?
¿Sabes trabajar en equipo?
¿Qué puedes mejorar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario